¡No le mires a los ojos!

Sin lugar a dudas, mi animal mitológico preferido es el basilisco. ¿No lo conoces? Te cuento… Cuando un gallo al cumplir los 7 años pone un huevo deforme que es incubado por un sapo a lo largo de unos nueve años, surge este temible animal, cuyo cuerpo y cabeza con cresta son similares a los de un gallo, pero con cola de serpiente.

Su tamaño puede no resultar especialmente amenazador, pero ¡¡cuidado si te cruzas con él!! Quema la tierra por la que pasa y envenena el agua con que se cruza, si le miras a los ojos morirás de manera instantánea, pero si lo haces a través de un reflejo “tan sólo” te convertirás en piedra. Ideal como animal de compañía ¿no?

De pequeña tenía unos libros de mitología que leí una y otra vez donde aparecía la leyenda del basilisco, y estudiando la carrera descubrí que aparece representado en diversas obras de arte medieval, como símbolo del mal. Especialmente bella me pareció la talla que se encuentra en la portada de Santa María la Real de Sangüesa.

En definitiva, la leyenda e imagen del basilisco es algo que siempre he tenido muy presente, así que ¡imaginar la sorpresa y alegría que me llevé cuando lo encontré en Sos del Rey Católico! y no uno, sino ¡dos!. ¿Y dónde están? Os preguntaréis. En la portada románica de San Esteban, mirar la arquivolta más exterior, y desde la derecha buscar la octava dovela. Allí encontraréis una pareja de basiliscos, mirándose el uno al otro, convertidos en piedra.

¿Quieres saber más sobre los animales de la portada? -> Libro Bestiario románico en la portada de la iglesia de San Esteban (Sos del Rey Católico)